viernes, 28 de diciembre de 2007

Mortwen van Hessel


Nombre: Mortwen van Hessel
Jugador: Mortwen
Clan: Capadocio
Concepto: Idealista guerrera, imán de problemas
Naturaleza: Juez
Conducta: Ambiciosa de conocimientos
Sire: Stephan Krausser
Senda: Del Poder y la Voz Interior (anteriormente Senda de los Huesos)

La vida de esta Vástago, atípica entre los normalmente tranquilos Capadocios por su carácter belicoso y atolondrado, comienza por allá el siglo VIII ó IX, en un poblado del Schwarzwald, el Bosque Negro de la Germania. Allí vivía, como hija única del barón de la fortaleza, Wilhem van Hessel.

El barón, viudo desde que Mortwen, con su nacimiento, provocó la muerte de su madre, no volvió a casarse, y consintió en todo a la pequeña, quien, en su adolescencia, ya estaba acostumbrada a que le obedecieran en todo, y sembraba el terror entre los criados con sus rabietas y múltiples exigencias. Los tutores, contratados para enseñarle a escribir (pues su padre era un hombre culto), o tan siquiera algunos modales, abandonaban su trabajo a los pocos días, maldiciendo el carácter endemoniado de la chiquilla.

Hasta que un día, o mejor dicho, una noche, golpeó la puerta de la fortaleza un extranjero pidiendo albergue. Era alto, pálido, de ojos verdes refulgentes. Aunque vestía pobremente como monje, no llevaba una cruz entre sus ropas, pero sí algunos libros, algunos de los cuales ofreció como agradecimiento al barón por su estadía, la que tendría que prolongarse por el invierno, pues los caminos estaban cerrados y su cabalgadura ya había muerto.

- ¿Cuál es tu nombre, forastero? - interrogó, autoritario, Wilhem.
- Stephan... Stephan Krausser, mi señor. -dijo el extraño, clavando una intensa mirada verde en los ojos de quien le hablaba.

El barón, sorprendido por el porte noble, las maneras educadas y la firmeza de carácter del extranjero (y, tal vez, algún uso de Dominación), rechazó el ofrecimiento del pago, pero le pidió otro favor: ser el tutor de su malcriada hija.

Continuará...

jueves, 27 de diciembre de 2007

El asuntillo del copyright

Estimados:

Para evitar que algún tarado nos venga a joder con eso del copyright y tonteras similares, creo conveniente que, una vez posteado el personaje con foto, el autor del post haga un comentario al mismo, en el que sólo coloque el nombre real de quien aparece en la foto, y si es posible, de dónde sacó la foto (página, película, etcétera). Esto vale para los blogs de Personajes y de NPJ. Para los que ya postearon, sólo agreguen un comentario y listo.

Puede parecer un poco exagerado, pero mejor un parche antes de la herida, que enfrentarse a una horrible necrosis y a una muerte en medio de dolores atroces y una podredumbre espantosa.

Besos!

Mortwen, la master

martes, 25 de diciembre de 2007

Victoria de Constantinopla

Nombre del personaje: Victoria de Constantinopla

Seudónimo jugador: Geo

Juego: Vampiro Edad Oscura

Clan: Nosferatu

Concepto:

Naturaleza: Penitente

Conducta: Sobreviviente

Sire: Baruch el judío

Senda: Humanidad


Año del señor 1455
Montpellier
Han dos años ya del desafortunado día en que hube de abandonar (por milésima ves) mi amada tierra natal. Me encuentro habitando en los desorganizados túneles que han mantenido durante centurias mi querida gente. Me encuentro en estos momentos en una cámara que conecta con un pasadizo secreto (bueno, no tanto) de la biblioteca principal de la universidad de Montpellier, lugar que he tomado casi como a una segunda casa. Bueno hubo antaño otro lugar que fue mas un hogar que cualquier otro; pero ya van muchos años de eso y nunca ha sido bueno cubrir de lagrimas los pocos buenos recuerdos. No creo que os importen mis divagaciones, pero mi antiguo maestro Thofnar me explico cientos de veces que al escribir es necesario seguir un relato coherente, seguir un hilo; pero, supongo que, de por cierto, no soy la mejor alumna. Gaserat, mi amado hijo, me ha increpado la necesidad de pasar por escrito lo que han sido “mis largos años” antes de que los olvide... pero yo se que hay cosas que nunca me abandonaran; como si se pudieran olvidar las largas llamas alcanzando tu piel retorciéndola aún mas, provocando el mas terrible dolor capaz de hacerte enloquecer por completo y transformarte en el peor de los salvajes. Como si pudiera olvidar las “santas” huestes de algún fervoroso señor dirigidas contra un pequeño pueblo de personas inocentes. Como si fuera posible olvidar al obispo mayor, el día que su santidad se digno pasear por la plaza del mercado y quiso luego cortar la mano de una niña de pocos años por haber robado una manzana; vaya muestra de justicia divina. Pero finalmente, me estoy desviando del tema.
Estoy vieja, muy vieja. Y los viejos solemos hacer recuento de nuestras vidas cada vez que abrimos la boca. Quizás para no olvidar la sabiduría (o el dolor) que nos ha dejado el paso de los años.
Hube de nacer, probablemente en la entonces hermosa ciudad de Constantinopla. La antigua ciudad griega de Bizancio, como he sabido después por boca de los ancianos. Aunque dudo que hoy en día sea algo mas que un puñado de cenizas en manos de los sucios turcos. Pero, en ese entonces era una hermosa cuidad. Aunque una cuidad finalmente, con todo la podredumbre que ello significa. Gente haraposa contrastando con los altos señores. Una cuidad de altas murallas, de altas puertas y caminos que se dirigían al mar y a pueblos desconocidos de donde los mercaderes traían inigualables riquezas de las que hacían gala después los señores y sus damas, mientras el pueblo miraba boquiabierto implorando la mas pequeña migaja para poder llenarse el estomago. Probablemente nací en esta ciudad aunque desconozco ciertamente mi origen. Años después me entere de que fui abandonada a mi suerte cerca a la podridas aguas de alguna cloaca, de donde me recogió mi amado Borobufh. El me crió como pudo, y me amo como a una hija *, bueno, me amo como a todas sus hijas* (Borobufh tenía muchas hijas* y ninguna, salvo una, por sangre). Pero creo que si he tenido algo alguna vez cercano a un padre, ese fue Borobufh. El me enseño a vivir de mis manos, aunque no precisamente de lo que pudiera crear con ellas... Si, éramos ladrones, y orgullosos de ello. Éramos los mejores (o por lo menos así quisimos creerlo) y cada nuevo trofeo implicaba comer un poco mejor, un abrigo mas grueso y quizás el dormir un par de noches en alguna posada con un par de sabanas relativamente limpias antes de volver a nuestro “agujero de ratas”, así era como le decíamos cariñosamente a una especie de guarida que compartíamos con otra gente “del medio”. Me imagino que vivir en un antro de ladrones no os parecerá un paraíso ; pero el relacionarse constantemente con gente de todos lados, capaces de contarte las mas maravillosas historias (nunca importaba si eran reales o no) y enseñarte los mas fabulosos trucos, se convirtió en una experiencia enriquecedora, o por lo menos así trate de verlo.
Con los años obtuve el respeto de los mendigos, ladrones, prostitutas y otras gentes de baja ralea. Nunca se me impidió el paso a ninguna parte (ejh... salvo por los guardias de los señores, claro esta) jamás pague “peaje” como lo tuvieron que hacer otros, e incluso en las varias veces que me vi en apuros mas de alguno, sin que se lo pidiera, me escondió de alguna forma... ayuda que de por cierto permitió que hasta el día de hoy mantenga mis dos manos o mi cabeza en su lugar.
De igual cariño hubiera gozado mi hijo de no haber muerto bajo las terribles alas de la peste. Si tan solo esos imbeciles guardias me hubieran permitido llegar hasta los monjes, ellos lo hubieran curado, mi pequeño Italo... las cosas hubieran sido diferentes; hubiera sido una buena madre. No sería quien soy ahora. Pero mi niño murió antes de los tres años y las cosas nunca fueron como antes.
Me embarque una y otra vez en “misiones” mas peligrosas. Es difícil recordar el dolor de la muerte de tu único hijo cuando hay media decena de guardias corriendo detrás de ti para en el mejor de los casos exponer tu cabeza en la plaza del mercado. Pero yo era aún joven y hábil y podía perderlos con algún esfuerzo. Pero Borobufh no. Borobufh se ensañaba en acompañarme a mi a los demás cada vez que salíamos en busca de un “pez grande” sin hacer caso de las advertencias acerca de su edad, ni siquiera a las que le daban sus cada vez mas crujientes huesos, insistiendo que aún era el mejor ladrón de Constantinopla. Pero si el lo decía ¿quién se atrevería a negarlo?. Durante años, fue el jefe. Los mas jóvenes y cada vez mas hábiles y soberbios se limitaban a mirarse de reojo y a reír en voz baja. Pero los que lo conocieron en su juventud sabían que eso tenía mas que una palabra de cierta. Aún ahora, viejo como estaba, nadie podía abrir puertas o cerraduras tan rápido ni tan suave como el... ni si quiera yo. Pero su velocidad ya no era la de antes. Le pesaban los años y eso fue su fin. La última noche que lo vi con vida, escapábamos después de asaltar la bodega de algún comerciante. “El tuerto”, uno de los jóvenes que nos acompañaba insistió en que me adelantara escapando por los techos de algunas casas cercanas llevando buena parte del botín conmigo, mientras el distraía a los guardias para juntarnos después en un punto convenido. Ni siquiera me detuve a pensar que Borobufh no estaba contemplado en el plan, y me limite a subir por una enredadera a una techumbre aunque un poco impresionada por tanta amabilidad de su parte. En esos años era aún una niña ingenua que a pesar de vivir en la miseria del mundo no sabia que los verdaderos males del hombre no eran el hambre ni la pobreza, sino el odio, la envidia y la traición. Borobufh fue capturado por los soldados al no poder huir ya que un “honorable ciudadano”, al cual curiosamente le faltaba un ojo, arriesgo su vida deteniendo a tan canalla bandido. Fruto de su magnánima acción recibió la jugosa recompensa prometida. Borobufh murió tres meses después sabiéndose traicionado. En medio de las torturas debió de haber revelado la posición de “la guarida de las ratas” pues poco después de su captura “el agujero” fue asolado por una veintena de guardias armados con cara de pocos amigos.
Al amanecer había poco mas de 15 cabezas expuestas a la vista de los paseantes de la plaza del mercado. El tuerto no estaba entre ellos.
Si me salve de esa fue por que no estaba ahí. Como cada noche me dirigí a la prisión en donde creía tenían a Borobufh, pero rescatarlo sola, era algo superior a todos mis sueños. Os juro por mis manos que lo intente, lo intente durante cada noche durante tres meses. Pero una fortaleza llena de guardias armados comprenderéis, era demasiado para mi. La captura de Borobufh fue algo mas que lo que podía soportar. Sabiendo que de haber estado un poco mas atenta el resultado hubiera sido diferente. Los amigos que antes me prestaban su ayuda y cobijo me cerraron la puerta en las narices(si es que tenían alguna cerrar) temiendo ser delatados y acusados de encubrirme en especial después de haber presenciado la brutalidad de los guardias en “el agujero”. Mi replica fue llenar sus puertas de escupitajos y sus oídos de las mas terribles palabrotas. Pero en el fondo, a pesar de mi dolor los entendía. Estaba sola.
Huyendo de suburbio en suburbio continué robando. Mi cabeza ahora tenia precio (por supuesto se me adjudicaron algunos delitos que ni hoy sabría pronunciar) y me enorgullecí que así fuera, esforzándome por que su valor aumentara día a día . Al atardecer un día después de haberme librado de una inminente captura decidí esconderme por un tiempo en algún lugar donde sabía que no se atreverían a buscarme. Descendí hasta lo mas profundo de las cloacas (mejor dicho lo mas profundo que mi nariz aguantó) asqueada pero sintiéndome segura intente dormir. Me despertaron los chillidos de una ratas increíblemente cerca, a media noche calcule, pero la profunda oscuridad no me permitió confirmar nada, y a mala hora recordé que no traía una antorcha ni nada con que prender fuego.
Recordando a las ratas me puse de pie cogiendo un par de piedras para ahuyentarlas como hubiera hecho cualquier día en “el agujero” Grande fue mi sorpresa cuando al acercarse me encontré frente a tres ratas del tamaño de un perro y para mi desgracia furiosas (o hambrientas, pensé). Lancé las piedras que tenía en la mano a la rata que estaba mas cerca. Agarre como pude mi morral con algunas pertenencias y me dispuse a salir corriendo por donde había llegado. Desgraciadamente me perdí en la oscuridad. De ahí en adelante mi andar estuvo coartado por un seguidero de trampas, pasadizos, túneles, puertas falsas y ratas, ratas y mas ratas. Hasta que llegue ante él.
A simple vista parecía un bulto que se alzaba del suelo y se interponía entre mi y lo que parecía ser la salida. Cuando logre acostumbrarme a la luz de las antorchas (el resto del recorrido lo hice sin luz) me di cuenta de que estaba en una habitación diferente a las demás. De las paredes colgaban exquisitos tapices y en el suelo yacían amontonados como ropa sucia montones de tesoros joyas y monedas de todo tipo, riquezas parecidas a las que había visto y robado de la casa de algún señor y algunas aún mas maravillosas. Pero, de pronto el bulto se irguió hasta alcanzar la altura de un hombre. Supuse que estaba ante el señor de ese salón y que toda esa riqueza le pertenecía. Se presento ante mi diciendo que se llamaba Baruch (la voz semita para a quien los hispanos llaman Benito y los Romanos Benedicto, o así creo, no recuerdo todos los detalles). Me pareció que no estaba ante un hombre cualquiera por la forma en que me aterraba, aunque jamás hizo un ademán de atacarme.
Su voz era profunda y grave y realmente parecía salir de algún abismo profundo mas que de su boca. A pesar del fausto que lo rodeaba sus ropas estaban sucias y raídas. Se desplazaba entre las sombras impidiéndome contemplarlo bien. Cuando se detuvo ante mi a unos pocos pasos finalmente se quito la capucha. Quede paralizada. Si tuve la intención de huir mis pies no me obedecieron, si quise gritar mi boca olvido la forma de hacerlo. Su piel mas que piel parecía un masa abultada de donde sobresalían los que debieran ser sus ojos, nariz, y boca, que parecían estar esparcidos por su rostro mas que colocados cabalmente como criatura de Dios. El resto de su cara – o lo que fuera eso- estaba cubierto de llagas llenas de pus o en el mejor de los casos cicatrices profundas. El debió haber notado el terror que me produjo, pero no hizo el mas pequeño gesto al respecto, ni intento cubrirse. Estaba ensimismado mirándome. En ese momento supe que no saldría de ese lugar con vida. Baruch empezó entonces a hablarme de un montón de cosas que no entendí en ese momento, o que me negué a entender. Bien las se ahora. Me ofreció el don. Sin palabras, sin gestos, acepte. No se de donde, ni en que momento saco unos pinceles y un rollo y empezó a hacer un bosquejo de mi rostro –para cuando quieras recordarlo- me dijo. Aún estoy a tiempo de arrepentirme- pensé. Aun pudo correr, ahora que esta distraído. Correr hasta fuera de las cloacas y ¿hacia a donde?. Realmente era una locura. Aunque el , no me impidiera la salida ¿qué diablos tenía que hacer yo allá? ¿Acaso alguien me esperaba? ¿quizás mi niño tenía hambre? ¿había alguna maldita razón para huir? Cuando Baruch termino de dibujar se me acerco y empezó a acariciar mi rostro, tan tiernamente como nadie lo había hecho. Ni Baruch como lo que fuera que fuese. Ni ningún hombre como compañero o amante. Ni nadie. Después de un tiempo me tomo entre sus brazos y hundió sus dientes en mi carne. Os podréis imaginar el resto de la historia.
Mi primera presa fue un hombre joven, al que le faltaba u ojo; el horror de su rostro al verme fue casi mas dulce que el sabor de su sangre. Ha mucho tiempo de eso. No, no soy un mounstro. Me esmero en eso. No es fácil. Pero no me complace verter sangre inútilmente. Solo en algunas pocas ocasiones me cebo en la vida de mis enemigos.
¿Qué habrá sido de aquel retrato? Llevo siglos preguntándome eso. Me hubiera gustado mostrárselo a Gaserat... Quizás desapareció junto a Baruch la noche en que fue asesinado a traición. Creo que la vida se empeña en arrebatarme a quienes amo. O quizás soy yo la que no ha aprendido que nada es para siempre. Aunque las noches se muestren largas frente a mí y quizás aún me esperen eones aún hay cosas que debo aprender. Quizás otra noche continué escribiendo. Por ahora me ocupan otros menesteres. Estoy vieja, muy vieja. Más incluso que estos muros que me cobijan. Pero los siglos no disminuyen la sed, no todavía. La noche esta avanzada y es hora de la caza. No os preocupéis. Nadie morirá por mi mano, a menos que deba hacerlo. Casi lo olvidaba. Mi nombre es Victoria, Victoria de Constantinopla...
Del clan Nosferatú. Que la noche os guarde amigo mío.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Victor Valerius

Nombre del Personaje: Victor Radoslav Valerius Lasombra.


Seudónimo jugador: larra, Wolfito, rulolais, master ql vaca...


Juego: Vampiro: Edad Oscura


Clan: Lasombra


Concepto: Sacerdote


Naturaleza: Manipulador


Conducta: Sarcástico


Senda: Diavolis


Sire: Elizaveta



Frases: Hubo un tiempo en que fui tal cual eres, mas cual yo soy ahora no lo serás tú nunca.



Sabías que por cada ángel que llora, hay una sonrisa en la cara de un demonio


Si tengo que elegir a mi ángel de la guarda, elijo a lucifer

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Frases Creídas

Estimados:

He decidido, en forma completamente egoísta y autocrática, agregar un nuevo item a llenar en la descripción de sus personajes. Se trata de... bueno, no le he puesto un nombre todavía y creo que no es necesario.

¡Y si creo que no es necesario, es que no es necesario!

(... Mucha Dark Dog quema el cerebro.)

Al punto: la idea es que ahora puedan agregar a la descripción de sus personajes una cita de libro, poema, canción, frase célebre, refrán, etcétera, que ustedes crean que resuma el espíritu de sus personajes. Igual, no se vayan al cerdo, sólo es un pequeño texto en cursiva que sirva para caracterizarlos.

Aquellos que ya incluyeron a sus personajes, pueden editar el post, e incluir dicho texto.

Todo sea por aumentar el creimiento!

Se cuidan,

lunes, 3 de diciembre de 2007

Sofía Montresor: de Lasombra a toda una Madre

Sofía cuando era Lasombra
Nombre del personaje: Sofía Montresor
Seudónimo jugador: Mortwen
Juego: Vampiro Mascarada
Clan: Lasombra / Humana (si, se volvió humana)
Concepto: Amante de mafioso/ vampiro viuda enamorada de humano / Madre adoptiva de Gabriel (el ángel)
Naturaleza: Ambiciosa / Defensor
Conducta: Superviviente / defensor (o madre)
Sire: Ángela Montresor / Mr. Smith (tiene una historia alternativa)
Senda: Del Poder y la Voz Interior / Humanidad